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La pandemia del COVID-19, además de generar una psicosis colectiva, instaurar el miedo y devastar la economía mundial está generando miles de muertos en distintos países y en Paraguay no es la excepción.


El primer caso de coronavirus en Paraguay fue conocido el 07 de marzo del corriente, por lo que el Gobierno Nacional decidió instaurar una estricta cuarentena desde el 10 de marzo siendo hoy el día 46, esto para evitar el contagio masivo que no soportaría el sistema de salud paliativo que poseemos.


Julio Mazzoleni, Ministro de Salud del Paraguay

Casi todos los sectores económicos fueron afectados, exceptuando los insumos de primera necesidad pero eso no es suficiente para llevar el pan a todos los hogares, los trabajadores formales en su mayoría están sufriendo de despidos, ajuste por cuenta de vacaciones o algún tipo de acuerdo empleador-funcionario y los informales tienen la prohibición de salir y dependen de subsidios del Gobierno para subsistir.


Apertura del libre comercio


La situación económica en Paraguay en gran parte es sustentada por el comercio y más en las ciudades fronterizas del país por lo que esta cuarentena bloquea ese flujo de ingreso a las personas que netamente dependen del comercio.


Eso lleva a la tradicional frase "pobres ayudando a pobres" que se refleja en esperar que personas con escasos o limitados recursos recurran a la donación de alimentos para que su comunidad o personas de su entorno puedan por lo menos tener acceso a una comida al día mediante las ollas populares.


Teniendo en cuenta el ejemplo de otros países y haciendo un balance entre todos los gobiernos sin distinción de posiciones políticas, la apertura del comercio como actividad socioeconómica y con todas las medidas sanitarias correspondiente es la única que puede paliar esta situación mientras se busca la inmunidad para la población.

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La corrupción es un mal que se apoderó de instituciones gubernamentales del Paraguay, en especial de gran parte de los miembros de la Policía Nacional, sumado a esto, la terrible impunidad que no distingue rangos ni jerarquías. El Código de Ética ostenta problemas de gestión y aplicación y la Justicia Paraguaya es frágil benevolente y muy comprable.


La Policía Nacional de la República Paraguay, por concepto, es una institución profesional, no deliberante, obediente, organizada con carácter permanente y en dependencia jerárquica del órgano del Poder Ejecutivo encargado de la seguridad interna de la Nación. Su función es mantener el orden público legalmente constituido, de la prevención de los delitos y de su investigación bajo la dirección de la autoridad judicial.


Pero, ¿realmente son todo eso que describe su concepto? La sociedad no concuerda con el lema que reza el logo de la Policía Nacional de “Orden y Patria”, ya que los funcionarios policiales están salpicados constantemente por graves hechos de corrupción en todos las jerarquías existentes.


La mafia ocurre de distintas maneras y se escala desde policías que extorsionan a empresarios y turistas, que colaboran con abigeatos, facilitan clonación de documentos y chapas de automóviles, colaboran con robos a entidades financieras y comerciales, realizan “barreras” o “controles ruteros” para coimear; hasta policías que ofrecen protección a narcotraficantes y contrabandistas, filtran datos para evitar procedimientos o capturas, liberan mercaderías o drogas decomisadas, proporcionan armas para asaltos, trabajan en entidades financieras o comerciales privadas y destinan un porcentaje de su salario para el “jefe policial” para que lo tenga en nómina sin cumplir con la función pública, en fin, una gran rosca de recaudación y protección para delinquir, siendo ellos los que deben protegernos de la delincuencia.


Aunque tampoco soy ciego y puedo resaltar que la Policía Nacional si posee policías de bien pero que están asqueados por la forma de trabajo de sus compañeros y no pueden exponerse ni reclamar por temor a represalia incluso la muerte.


Pero… sabemos que la responsabilidad penal es personalísimo; la pena y las medidas de seguridad sólo pueden imponerse a quien haya incurrido personalmente en la comisión de un delito. En materia penal conceptos como la representación o transmisibilidad no existen: responde sólo quien haya cometido delito.


Eso significa que quien haya caído en hechos de corrupción es quien debe pagar una culpa y no toda la POLICÍA NACIONAL como entidad debe ser manchado como corrupta. Pero, ¿cómo quitar ese chip de la ciudadanía? Solo fortaleciendo a las instituciones competentes de investigar, juzgando y sancionando con cárcel los casos de corrupción, en fin, castigar como es debido a quienes van en detrimento del desarrollo de la sociedad al cometer actos corruptos, considerando que hay una grande y mafiosa red de delitos cometidos por policías de todos los rangos, más aún de los jefes y que quedan impunes.

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La ola de violencia a nivel Paraguay va creciendo, el estancamiento en la economía, la demografía que a pasos galopantes va en aumento, la ubicación de Paraguay en la ruta del narcotráfico y el contrabando internacional y la corrupción en propias filas de la Policía Nacional y el Estado serían algunas de las principales causas de la delincuencia y por ende de la inseguridad en todo el territorio paraguayo.


El incremento de la delincuencia se atribuye a varios factores; la ausencia del estado con sus políticas sociales, la incapacidad de cubrir necesidades básicas del ciudadano y las reformas penales recientemente implementadas, que sin una política de re-inserción sustentable a la par, es como liberar a presos por tener cárceles llenas y no porque lo merezcan ni se desee que aporten algo positivo a la sociedad.

Para disminuir la violencia se debe brindar trabajo, educación y seguridad al pueblo, para reducir la delincuencia no basta con cambiar Ministro de Justicia ni Comandantes cada 6 meses.
 

El Ministro del Interior Juan Ernesto Villamayor da plazos de tiempo a Comandantes y Jefes de la Policía Nacional para disminuir el índice de delincuencia, pero con la estructura en decadencia de la institución policial no logran resultados positivos, entonces brinda una solución-parche, cambia a los jefes de la cúpula policial. Cuando se le exige su renuncia del Ministerio, dice sin sonrojarse que si lo destituyen no cambiará la situación social ni disminuirá el índice de delincuencia. Me pregunto, si persigue esa línea de pensamiento, ¿para qué cambia a la cúpula policial?, ¿con qué objetivo se cambian jefes policiales si el jefe de jefes no es apto para el cargo?


Juan Ernesto Villamayor, Ministro del Interior

El estigma de corrupción está latente en la institución policial desde hace muchos años. Desde el Gobierno se hacen anuncios con bombos y platillos de donaciones de Patrulleras para la Policía Nacional, pero lo que no se anuncia es que eso va sumado a un presupuesto limitado de combustible para cada móvil (50.000 gs por día, o sea, aproximadamente 30 km de autonomía), luego no pueden hacer mantenimientos, ni siquiera cambio de cubiertas por no poseer recursos económicos suficientes, los chalecos antibalas que están en las comisarías tienen más de 8 años de uso (no atajarían ni un bodoque), carecen de armas largas, cada personal policial debe comprar para sus pistolas, balas y uniformes, existe un “presupuesto” que debe ser destinado a alimentación del personal policial que está de guardia pero la realidad es distinta, los propios policías deben de hacer “vaquita” para desayunar, almorzar y cenar, eso sin contar la calamitosa infraestructura edilicia de las comisarías.


Para disminuir el índice de delincuencia e inseguridad se debe empezar por la Institución Policial en general. Destinar correctamente el presupuesto a todo el personal, mejorar las comisarías, brindarles combustible, comida, vestimenta, capacitación, buen salario, dotarlos de tecnologías y recursos armamentísticos y por sobre todo una seguridad jurídica para así recuperar el respeto de la ciudadanía por el uniforme.


Para erradicar la corrupción simplemente uno debe empezar a ser patriota, para disminuir la violencia se debe brindar trabajo, educación y seguridad al pueblo, para reducir la delincuencia no basta con cambiar Ministro de Justicia ni Comandantes cada 6 meses.

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